En una audiencia clave donde se evaluaba la apelación a su condena por el caso Interoceánica, el expresidente Alejandro Toledo Manrique protagonizó un dramático momento al quebrarse en llanto y solicitar ser trasladado a una clínica privada.
“Me asusta el tema del sangrado”, señaló con la voz entrecortada desde el penal, al exponer ante los magistrados su actual situación médica. Toledo advirtió que enfrenta un cuadro de sangrado severo, lo que —según su defensa— pondría en riesgo su vida si no recibe atención especializada.
El exmandatario invocó que se cumpla la disposición emitida por el Tribunal Constitucional, que autorizó su tratamiento en la clínica San Pablo, centro de salud al que insiste debe ser derivado para una atención adecuada.
La defensa legal de Toledo recalcó que las condiciones dentro del penal no garantizan un tratamiento oportuno, mientras que la Fiscalía y la Procuraduría mantienen su posición firme en contra de otorgar beneficios que puedan considerarse privilegios.
La sala judicial, en tanto, deberá pronunciarse no solo sobre la apelación presentada por el exgobernante, sino también sobre la viabilidad de su traslado inmediato, en medio de un creciente debate público sobre el equilibrio entre el respeto a los derechos humanos y la lucha contra la corrupción.